En ocasiones, determinados acontecimientos vitales nos desbordan haciendo que veamos difícil superarlos y provocándonos consecuencias personales intensas. La depresión reactiva es un tipo de depresión que se origina tras haberse producido un hecho o varios emocionalmente relevantes que nos han provocado una reacción emocional y que pueden llegar a incluso provocar una baja laboral por depresión reactiva laboral.
¿Qué es la depresión reactiva?
Existen momentos de la vida cotidiana en los que las personas somos más proclives a padecer este tipo de depresión: aquellas experiencias que supongan una pérdida para la persona, como una ruptura de una relación amorosa, un desahucio, el tener que emigrar, la jubilación, la pérdida de un empleo, recibir el diagnóstico de una enfermedad grave, la jubilación…
Además de acontecimientos puntuales, el estilo de vida puede ser hecho desencadenante de una depresión reactiva. Así, cuando el sujeto lleva una vida con mucho estrés, excesivas demandas laborales y/o familiares, problemas económicos, etc, es más proclive a desarrollar un episodio depresivo.
Trastorno depresivo reactivo
La depresión reactiva también es llamada depresión exógena y su opuesta es la llamada depresión endógena (enlace al otro artículo), que no tiene una causa concreta e identificable. Sin embargo, esté donde esté el origen de la misma, los síntomas son similares y el tratamiento tendrá puntos en común.
¿Las personas que sufran estos acontecimientos estresantes graves desarrollarán una depresión reactiva? No en la mayor parte de casos, simplemente estos, unidos a otros factores personales, pueden ser la causa.
Otro hecho importante es que si incluso finalmente se desarrolla una depresión reactiva esta no tiene porqué producirse inmediatamente después del acontecimiento, sino incluso semanas o algunos meses después.
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Síntomas de la depresión reactiva
La depresión reactiva está, como decíamos, bastante relacionada con el estrés. Si bien en todas las depresiones hay estrés (la persona se enfrenta a situaciones más o menos difíciles de superar) en esta se trata de su característica básica. Ante periodos largos de situaciones que causan ansiedad, la persona, utilizando una comparación muy gráfica, es como una pila que se va agotando. La energía baja y ello hace que podamos llegar a “vaciarnos”, a sentirnos vacíos y agotados.
Otro concepto importante en este tipo de depresión es el llamado estilo atribucional de la persona: dónde ponemos la explicación de lo que nos pasa. Pongamos un ejemplo, una persona que atribuye sus éxitos a causas externas no controlables pero que se siente culpable de sus fracasos, atribuyéndolos a causas internas sobre las que tampoco ejerce un control, es más probable que desarrolle una depresión.
Depresión reactiva prolonga en el tiempo
Así, la no controlabilidad sobre los acontecimientos de la propia vida, está muy relacionada con la teoría de la indefensión aprendida. Según esta teoría, se trata del fenómeno en que la persona acaba convencida de que no puede hacer absolutamente nada para cambiar una situación, es decir, su control sobre el ambiente es nulo y ello le provoca sensación de impotencia y abatimiento. La indefensión aprendida está muy relacionada con la depresión así como con otros trastornos psicológicos. Para ver un ejemplo de que la indefensión aprendida es fácil de crear, visualiza este vídeo.
Por otro lado, el psicólogo Stephen Kobasa propuso que frente a un mismo suceso traumático habría dos tipos de personas: las personas resistentes o resilientes, con un gran sentido del compromiso, una fuerte sensación de control y una mayor apertura a los cambios vitales. Igualmente, existirían las personas no resistentes o no resilientes, que muestran carencias en el sentido del compromiso, un locus de control externo y una tendencia a considerar el cambio como negativo y no deseado. Aquí cabe decir que la resiliencia es un rasgo que se puede trabajar y desarrollar.
¿Existe la ansiedad reactiva?
Algunos autores también encuentran necesario hablar de ansiedad reactiva. Esta es una forma de distinguir cuando la ansiedad es considerada más bien cómo un rasgo de personalidad y no una reacción a un acontecimiento o situación emocional adversa.
Un ejemplo de ansiedad reactiva sería el caso de una persona que sufre un ataque de ansiedad debido a un cúmulo de tensión y estrés laboral. Sin embargo, el caso de una persona con un trastorno de ansiedad generalizada, podría considerarse un tipo de ansiedad más endógena, ya que suele darse en personas que tienden a la preocupación.
¿Cual es el tratamiento para la depresión reactiva?
De entre todos los tipos de depresión, la depresión reactiva es la que tiene mejor pronóstico, dado que puede tratarse más fácilmente analizando junto al paciente esos acontecimientos que han precipitado el trastorno y su particular forma de entenderlos, para así poder corregir distorsiones cognitivas o estilos atribucionales poco adaptados e inapropiados.
El afrontar este hecho, así como el aprender pautas que nos permitan elevar el estado de ánimo a corto, medio y largo plazo, como el desarrollar la resiliencia, nos ayudarán a superar la depresión.
El tratamiento para la depresión reactiva no puede ser otro que la psicoterapia.