La depresión endógena

La depresión endógena es un tipo de depresión, es decir, pertenece a la categoría de trastornos del estado de ánimo. Este tipo de trastornos se caracterizan por síntomas principalmente de tristeza, apatía, desesperanza, cansancio y pueden estar combinados con ansiedad u otro tipo de sintomatología.

Los trastornos del estado de ánimo son los más habituales dentro de la población general y tienen curación. En ese artículo, en concreto, podrás conocer qué es la depresión endógena, sus características y el proceso para superarla.

¿Qué características tiene la depresión endógena?

tratar la depresión endogenaLa depresión endógena es aquella en la que no podemos encontrar una causa concreta e identificable de la misma. Es decir, es más somática y biológica. Por otro lado, encontramos la depresión exógena o reactiva, que es aquella en que sí podemos encontrar el origen con mayor facilidad: Por ejemplo, la persona ha sufrido la perdida de un ser querido, una enfermedad incapacitante o experimentado una ansiedad muy alta que ha hecho “agotarse” sus energías, cayendo en depresión.

Actualmente, las investigaciones apuntan a que pueden haber factores genéticos que aumenten la probabilidad de desarrollarla así como factores familiares. Aquí cabe apuntar que aunque ambos factores de riesgo estén presentes ello no conlleva que la persona proclive a ella vaya a desarrollar una depresión endógena.

Síntomas de la depresión endógena

Algunos de los síntomas de este tipo de depresión son los siguientes:

  1. Incapacidad para enfrentarse al futuro.
  2. Falta total de esperanza.
  3. Pérdida de interés por cosas con las antes se disfrutaba.
  4. Pérdida de ganas de comer.
  5. La persona se siente peor al empezar el día.
  6. Pérdida de peso.
  7. Cansancio pronunciado.
  8. Alteraciones del sueño.

 

Cómo superar la depresión endógena

En primer lugar, es fundamental el recibir un buen diagnóstico. En los trastornos psicológicos es clave que éste lo realice un profesional de la salud mental, es decir, un psicólogo especializado en psicología clínica (en España reciben el nombre de psicólogos generales sanitarios) o por un psiquiatra (médico especialista en tratamiento farmacológico de los trastornos mentales)

A continuación deberemos de recibir un tratamiento psicológico con una terapia psicológica preferentemente cognitivo conductual, que es la que más apoyo científico ha recibido respecto a su eficacia. Esta, además, puede ser complementada por la psicoterapia positiva, que cada vez va mostrando más efectividad en casos de depresión. Cada psicólogo y cada paciente son distintos, y el tratamiento tendrá que adaptarse según las propias preferencias y circunstancias, pero podemos señalar algunos puntos clave:

Activación conductual

La depresión hace que cortemos con actividades que antes nos resultaban agradables. Ello nos hace entrar en un círculo vicioso en el que cada vez las hacemos menos, privándonos del placer de realizarlas. El primer paso será el trazar un planning de actividades agradables que nos hagan movilizar energías y experimentar emociones positivas (nadar, salir, retomar amistades…).

actividades antidepresivas

Gestión emocional

La gestión emocional es clave en la depresión endógena. Al no haber una causa clara por la cual nos encontramos mal, es más difícil enfrentarse a ella (por, por ejemplo, caso de haber perdido a alguien querido y saber que tenemos que procesar un duelo). Así aprender a conocer, expresar y gestionar nuestra vida emocional será vital.

Red social

Una red social nutrida es muy importante cuando estamos deprimidos. Tanto el disponer de amigos íntimos, familiares en que confiar así como conocidos nos permite recibir consejos y escucha. Ahora es cuando debemos recurrir a ellos; en el futuro, cuando nos encontremos bien, podremos devolverles el favor y ayudarles en caso de que lo necesiten.

Autocuidado

Comer bien, procurar descansar, no descuidar la higiene ni nuestra apariencia física puede ayudarnos a mejorar nuestro estado de ánimo y sensaciones positivas sobre nosotros mismos.

 

Así, estaremos dando los primeros pasos para superar una depresión endógena. En ese proceso seguro surgirán situaciones nuevas, barreras, vueltas atrás… pero también momentos de satisfacción por estar tirando hacia delante. La ayuda de un buen profesional con experiencia es este trastorno será un apoyo fundamental en muchos de momentos para superar la depresión.

 

sintomas de depresión mayor

La depresión mayor

“Depresión” es un término muy utilizado tanto en nuestra cultura popular como en Psicología. Cuando oímos “esa persona está deprimida” probablemente se esté haciendo referencia a lo que desde la psicología se denomina depresión mayor.

¿Qué es la depresión mayor?

¿Pero cómo podemos definirla desde la Psicología? La depresión mayor es un trastorno psicológico caracterizado por una tristeza profunda, desesperanza y cambios a nivel de pensamiento, emocional y de conducta. La depresión mayor, que puede tener diferentes intensidades y características particulares, siempre estará caracterizada por cambios en el estado de ánimo.

Hay muchas categorías de depresión. Este término no pretende hacer alusión al origen de la depresión, depresión endógena o depresión exógena o reactiva, sino que describe y pone nombre a lo que está pasando. Bajo el término de depresión mayor pueden englobarse casos muy diferentes: así, puede presentarse como un episodio único a lo largo de la vida o más frecuentemente como varios episodios recurrentes.

En los manuales diagnósticos se habla de trastorno depresivo mayor si además no ha habido ningún episodio maniaco (trastorno del estado de ánimo con euforia, exceso de energía, hiperactividad, desinhibición) intercalado, pues en ese caso estaríamos frente a un trastorno bipolar o maniaco-depresivo. Debe de haber durado como mínimo dos semanas con una presencia diaria de una serie de síntomas, uno de los cuales debe ser obligatoriamente un descenso del humor o de la capacidad para experimentar placer.

Síntomas de la depresión mayor

¿Qué síntomas principales podemos encontrar para poder diagnósticar una depresión mayor en un paciente? Estos son los más significativos.

  1. Pérdida de peso
  2. Hipersomnia (aumento de la necesidad de sueño) o insomnio
  3. Enlentecimiento o agitación psicomotoras
  4. Fatiga
  5. Ideas de inutilidad o culpa
  6. Disminución de la capacidad de pensar o concentrarse
  7. Pensamientos recurrentes de muerte.

Los síntomas han de mantenerse la mayor parte del día y en conjunto. Esto último es muy importante destacarlo, ya que probablemente el 100% de las personas hayamos experimentado estos síntomas (p. ej. insomnio) a lo largo de nuestra vida y ello no quiere decir que hayamos estado deprimidos.

La intensidad de la depresión mayor puede ser variable, como decíamos arriba. Pueden haber personas con una tristeza vital y profunda que afecta a todas las áreas de su vida y que manifiestan una imposibilidad absoluta de anticipar o conseguir un cierto placer. Al mismo tiempo que otras personas pueden tener menos capacidad de buscar placer pero conservar la capacidad de experimentarlo si la situación es propicia. Así, a nivel de comportamiento la persona nota que no tiene ninguna motivación por hacer cosas que antes le divertían o le hacían sentir bien.

A nivel de pensamiento no son raros los sentimientos de inutilidad o culpa excesivos o inapropiados: “esto que me pasa espor mi culpa”, “no sirvo para nada”, “haga lo que haga todo me saldrá mal”. Cuando experimentamos una depresión mayor, nuestra autoestima baja y podemos expresar ideas sobrevaloradas de inutilidad, hipocondría (temor a padecer enfermedades), desesperanza o ruina.

Aquí citaremos la triada cognitiva que describió el psiquiatra Aaron Beck en su terapia cognitiva para la depresión: visión negativa de uno mismo, del futuro y del mundo. En algunos casos pueden haber pensamientos suicidas y si la depresión es muy grave intentos de quitarse la vida.

¿Qué se puede hacer para tratar una depresión mayor?

Un episodio depresivo mayor que sea tratado puede mejorar en cuestión de meses e incluso desaparecer por completo. Puede acabar de igual manera que empezó: de manera brusca o paulatina.

Con la intervención lograremos reducir los tiempos: mediante una psicoterapia adecuada y un profesional en quien confiemos estaremos en condiciones de mejorar a medio plazo.

Igualmente la depresión mayor por su naturaleza tiende a ser recurrente. Si bien pueden darse episodios únicos, la tendencia en aproximadamente la mitad de las personas es a que el episodio se repita. En ocasiones, el tiempo entre episodios puede ser de meses e incluso años. Por ello el aprender pautas preventivas para el futuro será también muy importante.

Se puede minimizar la probabilidad de que se produzca un nuevo episodio de depresión mayor. Antes hemos hablado de la triada cognitiva; así, se puede trabajar en lograr una visión más adaptada y positiva de nosotros mismos, del futuro y del mundo que nos rodea. Si bien se trata de ser realistas, podemos empezar a encontrar la parte buena de lo que nos rodea, con la ayuda de nuestro entorno, de algún buen material escrito o de un profesional experimentado.

La depresión reactiva

En ocasiones, determinados acontecimientos vitales nos desbordan haciendo que veamos difícil superarlos y provocándonos consecuencias personales intensas. La depresión reactiva es un tipo de depresión que se origina tras haberse producido un hecho o varios emocionalmente relevantes que nos han provocado una reacción emocional.

¿Qué es la depresión reactiva?

Existen momentos de la vida cotidiana en los que las personas somos más proclives a padecer este tipo de depresión: aquellas experiencias que supongan una pérdida para la persona, como una ruptura de una relación amorosa, un desahucio, el tener que emigrar, la jubilación, la pérdida de un empleo, recibir el diagnóstico de una enfermedad grave, la jubilación…

Además de acontecimientos puntuales, el estilo de vida puede ser hecho desencadenante de una depresión reactiva. Así, cuando el sujeto lleva una vida con mucho estrés, excesivas demandas laborales y/o familiares, problemas económicos, etc, es más proclive a desarrollar un episodio depresivo.

La depresión reactiva también es llamada depresión exógena y su opuesta es la llamada depresión endógena (enlace al otro artículo), que no tiene una causa concreta e identificable. Sin embargo, esté donde esté el origen de la misma, los síntomas son similares y el tratamiento tendrá puntos en común.

¿Las personas que sufran estos acontecimientos estresantes graves desarrollarán una depresión reactiva? No en la mayor parte de casos, simplemente estos, unidos a otros factores personales, pueden ser la causa.

Otro hecho importante es que si incluso finalmente se desarrolla una depresión reactiva esta no tiene porqué producirse inmediatamente después del acontecimiento, sino incluso semanas o algunos meses después.

¿Qué diferencia a la depresión reactiva de otros tipos de depresión?

La depresión reactiva está, como decíamos, bastante relacionada con el estrés. Si bien en todas las depresiones hay estrés (la persona se enfrenta a situaciones más o menos difíciles de superar) en esta se trata de su característica básica. Ante periodos largos de situaciones que causan ansiedad, la persona, utilizando una comparación muy gráfica, es como una pila que se va agotando. La energía baja y ello hace que podamos llegar a “vaciarnos”, a sentirnos vacíos y agotados.

Otro concepto importante en este tipo de depresión es el llamado estilo atribucional de la persona: dónde ponemos la explicación de lo que nos pasa. Pongamos un ejemplo, una persona que atribuye sus éxitos a causas externas no controlables pero que se siente culpable de sus fracasos, atribuyéndolos a causas internas sobre las que tampoco ejerce un control, es más probable que desarrolle una depresión.

Así, la no controlabilidad sobre los acontecimientos de la propia vida, está muy relacionada con la teoría de la indefensión aprendida. Según esta teoría, se trata del fenómeno en que la persona acaba convencida de que no puede hacer absolutamente nada para cambiar una situación, es decir, su control sobre el ambiente es nulo y ello le provoca sensación de impotencia y abatimiento. La indefensión aprendida está muy relacionada con la depresión así como con otros trastornos psicológicos. Para ver un ejemplo de que la indefensión aprendida es fácil de crear, visualiza este vídeo.

Por otro lado, el psicólogo Stephen Kobasa propuso que frente a un mismo suceso traumático habría dos tipos de personas: las personas resistentes o resilientes, con un gran sentido del compromiso, una fuerte sensación de control y una mayor apertura a los cambios vitales. Igualmente, existirían las personas no resistentes o no resilientes, que muestran carencias en el sentido del compromiso, un locus de control externo y una tendencia a considerar el cambio como negativo y no deseado. Aquí cabe decir que la resiliencia es un rasgo que se puede trabajar y desarrollar.

¿Cómo se puede afrontar una depresión reactiva?

De entre todos los tipos de depresión, la depresión reactiva es la que tiene mejor pronóstico, dado que puede tratarse más fácilmente analizando junto al paciente esos acontecimientos que han precipitado el trastorno y su particular forma de entenderlos, para así poder corregir distorsiones cognitivas o estilos atribucionales poco adaptados e inapropiados.

El afrontar este hecho, así como el aprender pautas que nos permitan elevar el estado de ánimo a corto, medio y largo plazo, como el desarrollar la resiliencia, nos ayudarán a superar la depresión.